miércoles, 27 de mayo de 2009

fin de semana largo

Desde el jueves aparecen.

es gente nueva que luce vieja o conocida. O gente que ya conocía, pero que en realidad no conozco.

1.
El jueves por la mañana apareció en el msn un cartel de esos "fulano de tal te ha agregado a su lista de contactos bla bla bla"
Marqué aceptar porque bueno, la curiosidad es un asunto serio.
A las dos horas, fulano de tal, se conectó.

Resulta que era un chico que sospechaba que yo podía ser su compañera de la clase de alemán.
Si alguna vez me agregaran al msn sin que yo lo supiera, lo primero que diría sería algo así como quiensosdedondesacastemimailahnonosconocemosvamosahacerreasearch

y así empecé a indagar sobre la vida del muchacho

Sebastián se llama. Ya sabía que estudiaba alemán, le pregunté más cosas.

28 años. Estudiante de filosofia, casi doctorado, vive en Palermo, solo. Y, detalle no menor, es un absoluto fanático enfermo de las tildes.
A lo largo del chat, me obliga a escribir bien, ya que cuando obvio las tildes por pereza o lo que sea, se empecina en corregirme
johana dice:
y donde estudiaste?
sebastián dice:
Dónde
johana dice:
bueno, eso.

Durante la mañana me dice que lo sorprende que leerme sea algo entretenido, supongo entonces que el resto del mundo o un poco menos, lo aburre.

No me cuesta darme cuenta de que el chico toca el piano. Menciona a Bill Evans. Lo chicaneo diciéndole que seguro que le gusta Satie. Y luego le digo, bueno, Satie no, pero seguro que Chopin sí.

Hace algunos años, tuve un novio que estudiaba filosofía. Una de nuestras primeras conversaciones giró en torno a Bill Evans. Mi novio estudiante de filosofia también tocaba el piano. Por prejuicio o lo que sea, asumí que eran todos iguales. Le pregunté a Sebastián cuál era su disco favorito de todo el mundo. No me respondió. Es que yo creo que el disco favorito de alguien en la vida, dice mucho sobre la persona. Y no es un capricho. Es una convicción.

En este momento, mi disco favorito del mundo es Thriller de Michael Jackson.

Pero no sé por cuanto tiempo más.

otro viejo conocido apareció.

si, bob.

2.
El domingo por la noche fue el cumpleaños de Christian. En su casa, aprovechándome de su vasta discoteca de mp3, me llevé algunos discos. Nada nuevo, todo bastante predecible.

3.
El sábado por la tarde, ocurrió algo mágico.

Estaba sola en casa, algo bastante aburrida. Prendí la radio y también prendí un cigarro de chocolate malo

Por algún motivo, que creo firmemente tiene una cosmoconexión absoluta con lo que voy a contar, la estación de radio que suelo escuchar, no funcionaba.

Así que empecé a correr la perilla, buscando algo de música que me guste.

Y después de escuchar muchas canciones que yo simplemente denominaría como "de mierda", me detuve en algo que sonaba como una canción del disco nuevo de Bob Dylan.

Estoy casi convencida de que era.

Y, tirada en la cama, escuchando, cuando la canción terminó, empezó otra.

Con teclados, guitarra y una letra tan oh! bob, pero sin la voz de arena y pegamento.

Si era un intento deliberado por hacer una canción alla bob, era uno bastante bueno, pero por copión, merecedor de toda mi indignación. Como alguien osa hacer algo así!

rápidamente, agarré el papel que más cerca tenía, que era el resumen de la tarjeta de crédito. Allí escribí un par de líneas, fragmentos de la canción en cuestión

if i was a thief
perhaps i'd rob them

la canción terminó, y la vida siguió como siempre.

4.
al día siguiente, en la notebook de mi novio, robamos wifi por un rato a algún vecino que no estaría en casa.
En efecto, google mediante, pude saber que la canción era efectivamente obra de Bob y youtube mediante, la escuchamos

y puede que mi novio estuviera algo malhumorado en ese momento, pero para mi fue mágico.

Una canción total y absolutamente hermosa

y no me importa que en wikipedia pongan que es ligeramente parecida a "like a rolling stone".

no me importa

Porque lo es, y por algo es apenas un simple. Yo creo que es una maravillosa segunda parte. Una secuela perfecta y a juzgar simplemente por lo que transmite, algo un poco más feliz que su predecesora.

es Positively 4th street.

5.
El viernes por la mañana, recibí un mensaje de texto, mientras llevaba un sobre a un edificio de puerto madero.

Fue un viernes raro. Pasada la mitad de mayo el clima era digno de octubre. El ambiente era lindo, el río y había olor a vacaciones.

Tambié había olor a asado.

"Hola soy gisela
mi msn es..."

Gisela K. era mi mejor amiga cuando tenía cinco años. Luego nos cambiaron de colegio y nos separamos.

Ahora está en mi msn.

Hoy probablemente vaya a su casa.

También puede que venga Ariel, que era su novio en jardín de infantes, aunque el idilio no sobrevivió ni en primero, ni en segundo, ni en tercer grado, el último año que pasamos juntos.

6.
Esa noche, mi amiga victor y mi amigo nacho festejaron sus cumpleaños haciendo una fiesta con baile y torta. Nada mejor.

Allí tuve la posibilidad de observar al bebote, un chico que ya conocía de antes, pero que nunca me generó el interés suficiente como para ponerme a pensar en él, y menos aún en un mote que lo describa.

Como muchos deben saber, soy una apasionada del baile y de la pista de baile, y de la vida, porque no.

El bebote es un chico que no es muy lindo que digamos, aunque tampoco es feo, claro está. Es un chico que en el subte no llamaría la atención en absoluto.

Pero la pista de baile no es el subte.

Y cuando el bebote baila, lo hace maravillosamente bien. Le gusta bailar con las chicas, sacarlas a bailar, hacer pasos ingeniosos y que las chicas lo mimen y lo adoren, casi como un histeriqueo musicalizado con rumba.

Aunque el bebote no sería el bebote si no fuera porque hace algo de lo que pocos se percatan y es lo que lo hace tan especial a los ojos femeninos.

La gracia del bebote es que hace sentir lindas a las chicas

ese es su algo

y no importa que él no llame la atención en el subte, cuando baila con cualquiera de las chicas, las hace sentir lindas.

Y a las chicas les gusta sentirse lindas

ahí radica el encanto del bebote

8.
Y en la noche del domingo, me llevé The Freewheelin' Bob Dylan para escuchar y descubrir.

Y al principio no me gustó demasiado, pero estoy empezando a pensar que definitivamente se merece las 5 estrellas que le pusieron en el allmusic

y la canción blowin' in the wind, me recuerda un poco a yesterday y a las personas que realmente NO LO entienden

9.
cuando estaba en la primaria, nos hicieron aprender yesterday en la clase de inglés.

Desde entonces y sin cambiar de opinión jamás, me parece una canción horrorosa. Y cuando uno escucha cosas como here comes the sun, yesterday luce tan... insulsa.

Y yesterday es como blowin' in the wind. Es una de esas canciones cuyas letras a menudo aparecen ilustrando algo.

las letras traducidas, sin música huerfanas, no son algo feliz, y menos cuando se las utiliza para dar a entender algo.

Pero hoy, mientras escuchaba blowin' in the wind en el colectivo, entendí porque es tan buena esa canción.

aunque positively es mejor

10.
La noche del domingo fue el cumpleaños de Christian.

Nos juntamos en su casa y luego nos fuimos de bares a encontrarnos con más gente y a divertirnos.

Y aparecieron, Matias y Matias.

Matias es un chico que me cae maravillosamente bien. Siempre fue así.

Matias es un chico que me caía asquerosamente mal. Siempre fue así.

Ahora, Matias y Matias, por intermedio de Christian, son amigos.

Y hablando, de esa forma mágica en la cuál las palabras fluyen y el entendimiento total es posible, ahora Matias, Matias y yo, somos amigos.



Hoy voy a juntarme con Gisela y Ariel, voy a llevar fotos y algo que recuerde lo que fuimos.

Creo que voy a borrar a Sebastián del msn

Mi nuevo nickname será the freewheelin' johana

Ayer charlé con el el bebote

Planeo invitar a Christian, a Matias y a Matias a cenar a casa. yo cocinaré.


y ya falta tan sólo un mes para irme de viaje.



nada como el equipaje emocional




y es que a veces tengo un corazón demasiado sentimental.


lunes, 11 de mayo de 2009

rockeros -inoperantes- de vacaciones (VII)

Si! a pedido del público (?) vuelve vuestra saga favorita, la de los inútiles que comen cosas enlatadas, hacen dedo y toman un taxi y mil incoherencias más!
Creyeron que iba a cambiar el tamaño de la tipografía!?
pues gracias a vuestra solidaridad... No!





El cerro Uritorco se estaba prendiendo fuego y nosotros acábabamos de bajar del micro. Sin dar demasiadas vueltas, nos pusimos a averiguar sobre posibles opciones de lugares para acampar.

En la terminal de Capilla del Monte no supieron que decirnos, salvo que quizás los campings cercanos al cerro posiblemente estuvieran cerrados debido al incendio.

Nos pusimos a caminar, cansados, con las mochilas más pesadas que nunca, y con lo primero que nos cruzamos, fue con algunos hippies vendedores de artesanias para drogadeptos.

Les pedimos indicaciones y (predeciblemente) nos dijeron que era muy probable que el camping municipal, el más alejado del cerro, estuviera lleno, pero igual nos alentaron a probar suerte yendo en esa dirección, ya que al lado había otro camping.

Acto seguido nos mostraron sus productos: hechas con caña (si, de esa que se usa para hacer muebles inmundos) y tapitas de metal de fernet barato, pintados con quien sabe qué de un color marrón bastante feo, y adornados con chirimbolos de masilla o plastilina, los hippies, por tan sólo 10 pé las grandes, 5 pé las pequeñas, ofrecían las pipas más indisimulables y mayor consumidoras de marihuana del mundo.

Loli y el Pololo rápidamente declinaron la oferta, pero yo, nunca voy a saber por qué, empecé a considerarla.

Ellos caminaban apesadumbrados, y yo, maravillada como un indio frente a espejitos de colores, consideraba comprar alguno de esos artefactos espantosos.

Cuando Loli se dio cuenta, empezó a agarrarme del brazo y el Pololo empezó a decir "bueno, buenos, vamos" y yo me quedaba charlando y ELLOS me convencían sin demasiado esfuerzo.

Finalmente, después de pensarmelo dos minutos, desembolsé cinco pesos y me hice acreedora de la pipa más inmunda, menos discreta y más desperdiciadora de marihuana jamás concebida por el hombre.

Loli no podía salir de su asombro y el Pololo ni siquiera opinaba. A los 30 segundos empezaron a reirse y durante el resto de las vacaciones, cada vez que querían reirse de y no conmigo, sacaban a relucir el asunto de la pipa y buscaban explicaciones para dicho despropósito.

Mi excusa fue tan estúpida como la acción: "Es que necesitaba comprar algo"


Cuando Loli y el Pololo lograron reponerse del ataque de risa, seguimos con la busqueda de un lugar donde acampar. Era casi las nueve de la noche, y, preguntando e intentando no perdernos, fuimos al camping municipal.

La respuesta en este, y en los siguientes lugares, fue la misma: "como el cerro se está prendiendo fuego, los acampantes de los otros campings se vinieron para acá: no hay lugar".

De vuelta a la civilización, o sea, la calle principal, rendidos, nos tiramos en la calle a esperar que la suerte nos cambie.

En realidad, el Pololo se tiró a quedarse ahí con las mochilas. Loli se fue a buscar quien sabe qué y yo me fui a buscar la casa de la familia Núñez, una gente que, según nos dijeron en un kiosco, alquila su jardin para que la gente como nosotros acampe allí.

Después de caminar varias cuadras, descubrir que esa familia es un invento de la imaginación del kiosquero, que la gente en Capilla vive literalmente con la puerta abierta, notar cuan lindo es el lugar ese en sí y reflexionar sobre los motivos de mi reciente adquisición, decidí volver al campamento homeless en la principal.

Antes de retirarme definitivamente de la búsqueda, entré a un hotel a preguntar si había lugares. Era una residencia rosada con varios jóvenes sentados en su porche, al que se llegaba luego de subir unas escaleras. En la recepción no había nadie y cuando le pregunté a una chica con auriculares respecto a este hecho, hizo como que no entendía y me respondió con "auerhgt?". Me fui.

Todos los homeless tienen un perro, y nosotros no podíamos ser la excepción. Al llegar al lugar donde estaba el Pololo, noté que un pulgoso integrante se había sumado a nuestro disfuncional grupo de viaje.

Lo bueno de Capilla del Monte es que la calle principal está techada, así que si teníamos que dormir en la calle, por lo menos no sería a la intemperie.

El perro daba vueltas, Loli puteaba y el Pololo ya estaba resignado. En eso, apareció un niño que se puso a juguetear con el animal e inmediatamente su madre.

Ambos llevaban el mismo sweater, de esos que están hechos como con lana de llama o como quiera que se diga. Con motivos de la puna o algo así, el sweater del niño era una réplica en miniatura del que usaba su madre. La mujer, muy amable, se puso a charlar con nosotros, le contamos nuestro problema y nos dijo:

-en mi camping creo que hay lugar y no pasa nada con el tema del incendio

Rápidamente le dimos nuestro número de teléfono y ella, que ya se volvía a su camping, prometió llamarnos en cuanto supiera si podíamos ir allí.

Mientras esperábamos el llamado, el Pololo siguió jugando con el perro y nosotras nos fuimos a dar vueltas. Había que pensar en la comida, un tópico que habíamos descuidado.

Finalmente, en el medio, la llamada llegó y empezamos a juntar todo como para ir al camping que nos indicó la mujer. Como no podía ser de otra manera, contratamos un remis que tuvimos que esperar un rato largo porque con el tema del incendio "había muchos pedidos y pocos autos".

Fuimos a un kiosco a abastecernos de provisiones y rápidamente revivimos el episodio del día anterior en Nono: en el almacen del camping, los tres, tardando quince minutos para comprar algo de fiambre y unas papas fritas.

El Pololo es vegetariano, así que la comida no es un detalle menor. Y así, de la misma forma en que se puede tardar más de un cuarto de hora, sin reparar en la creciente cara de fastidio del que atiende y de los clientes detrás nuestro que no paran de bufar, en elegir, como dice Loli, "dos boludeces", se puede tardar la misma cantidad de tiempo en un kiosco. Que a mi no me gusta el matambre, que el Pololo no come carne y que a mi cualquier cosa me da lo mismo pero "esa fritanga no me la como ni en pedo", así todo el tiempo.

Finalmente el remis llegó y pusimos nuestras mochilas en el baul. En el camino notamos como un viento poderoso se levantaba a medida que nos acercábamos al camping. Era casi las once de la noche y después de dar millones de vueltas, habíamos encontrado un lugar donde dormir.

jueves, 7 de mayo de 2009

terrorismo frustrado

Adoptando una actitud total y absolutamente adolescente, decidí hacer algo al respecto con el odio que me genera la literatura basura (llamese chick-lit, dick-lit o como sea que la prensa le ponga) durante mi hora de almuerzo.


No me acuerdo si conté, que un día en la oficina, Mónica me prestó el libro en el que se basaba la serie "sex and the city" y que lo empecé a leer y no pude pasar del capítulo tres de lo insoportable y estúpida que me resultaba ese tipo de prosa. No es fácil para alguien que lee a Salinger abrazar este tipo de libros con amor, pero para no hablar sin saber, le dí una oportunidad.


Trabajo en una oficina en la cuál me toca almorzar sola. A las 13 horas se van todos a comer y yo me quedó para abrirles la puerta. Mi horario de almuerzo, por consiguiente es a las dos.


En el año que llevo trabajando en este lugar, me he convertido en una especie de experta en localizar, bares, pagos fácil, librerias, shoppings y todo lo que esté en microcentro. Hasta conventos que ofician de almorzadero de oficinistas con tapper he llegado a descubrir (para luego frecuentar).


Pero después de 11 meses de recorrido diario por éstas calles, ya me aburrí de los falabella, el zara, el shopping, las librerias, los parques, las farmacias, las casas de cambio, los kioscos, las peatonales, las estatuas vivientes, la galeria jardín y todo lo que se encuentre a diez cuadras a la redonda (en realidad a la media redonda ya que pasando alem está puerto madero, lugar que encuentro bastante repulsivo y aburrido) de la intersección de las avenidas corrientes y alem.


Todos los días viajo en subte. Y para conseguir monedas, compro de a uno o dos viajes. La cuenta: 5 días a la semana, diez tarjetas por semana, 40 tarjetitas por mes, en fin, mucho papel que se va a la basura, mucho papel desperdiciado.


Una de las cosas que me indigna (en el fondo soy una persona alegre, eh?) es la gente que compra libros basura: o sea, literatura de mala calidad fruto de agentes de marketing y oportunistas.


Pero este fin de semana, después de darle vueltas al asunto, di con una especie de solución (o algo así) al problema de la aburrida hora de almuerzo, el exceso de cartoncitos del subte y mi fijado desagrado por los libros de mierda.


En la tarde del martes, junté todas las tarjetas que encontré tiradas por ahí, agarré un marcador y metí todo en la cartera.


Dándole vueltas a la idea (ingenua quizás) de que se puede hacer algo por el mundo, a partir de la premisa "no es culpa del chancho, sino del que le da de comer" tuve la idea de comenzar una agresiva y anónima campaña focalizada no en el autor (y no, porque no puedo tirarle una bomba a carolina aguirre) pero sí en el lector.


Ayer por la mañana, agarré todos los cartoncitos y en todos, de a uno, escribí con el marcador negro (de trazo contundente para que se note bien) la frase "HÁGASE UN FAVOR Y COMPRE UN LIBRO DE VERDAD"


Si, ya sé que es un poco abstracto eso del "libro de verdad", pero mi idea es que esa frase afecte a cualquiera que piense que comprarse el libro "los enredos de la señorita packman" o "loca por las compras" ( o sea, viajo en subte, sé que la gente, sobre todo las mujeres, lee eso) pueda ser una buena idea y que reflexione sobre el hecho de que de la nada, le apareció esa especie de consejo y bueno, eso solo, porque nunca voy a saber si empeoré el mercado editorial de best-sellers y si las acciones de anagrama (editorial que considero, dentro de todo, prestigiosa, excepto por las traducciones inmundas de Bukowski que dejan mucho que desear) se dispararon a causa de mi idealismo aburrido.


Así que ayer, feliz con la idea de fomentar la literatura de calidad, y aumentar las cuentas bancarias de los herederos o quien tenga los derechos de autor de los libros de Oscar Wilde (por decir alguien a quien respeto como escritor), comencé a recorrer las librerias buscando libros-víctima para insertarles, discretamente, mi mensaje.


Una libreria, dos librerias, tres librerias y... nada.


Parecía que mi sueño se había hecho realidad con sólo desear, sin necesidad de accionar: como por arte de magia, las mesas llenas de libros basura habían desaparecido y en su lugar, había cosas cuanto menos un poquito más interesantes, como el libro de Junot Díaz, que hojée el otro día en cúspide y lucía divertido y robable, o como la biografia de Ballard que salió hace poco.


Pero no, el mundo no funciona así.


Así que en la cuarta libreria pregunté por qué no "conseguía" el libro "luz, cámara, acepto" por ningún lado.


La respuesta del vendedor fue que los libros que más se venden, por un asunto de practicidad, los llevaron a la feria del libro y que en el resto de las sucursales dejaron pocos ejemplares, que probablemente ya se habrían vendido.


Claro, me olvidé de ese factor, la feria del libro, ese lugar que las personas que leen un par de libros por año visitan anualmente para sentirse en contacto con la cúltura,


Así que tuve que contentarme con meter mis tarjetitas en algunos crepúsculo, un loca por las compras pocket y en la biografia de guillote coppola.






Eso sí, la semana que viene no queda títere con cabeza, o por lo menos, bestiaria sin tarjeta.

lunes, 4 de mayo de 2009

desencanto

Anoche, mientras terminaba de leer otro libro de Douglas Coupland a fuerza de haber dormido durante toda la tarde, me llamó mi papá para avisarme que mañana venía a casa a dejarme algo de plata.

Cuando mis padres se separaron, yo no sé si adrede o no, mi papá se llevó el mueble que tenía el cajón donde guardábamos las fotos familiares de la época en la que vacacionábamos en mar del plata, íbamos al zoológico, los cumpleaños se festejaban en familia y muchas situaciones familiares eran dignas de ser retratadas con cámara fotográfica.

Hace ya algunas semanas que no puedo dejar de pensar en una foto mía en la que tengo un guardapolvo con cuadritos y corbatita, 5 años, una, en mi recuerdo, indisimulable cara de asco y un hombre disfrazado de papá noel a mi lado.

La memoria suele ser engañosa, así que mientras hablábamos de asuntos de dinero, un tema de conversación más que recurrente entre mi progenitor y yo, le pedí que me buscara la foto y que me la traiga mañana o sea, hoy.

Y en mi imaginación, mientras estaba acostada, leyendo, no pude evitar imaginarme a mi papá sólo, en su casa de Tandil, revolviendo el cajón con las muestras de una época en la que formaba parte de algo, de una familia, en este caso.

Sentí pena por él, y por nosotros.



Mi mamá últimamente cree que vivimos en una pensión o algo así, ya que cada vez que limpia algo, insiste en colocar cartelitos.

El viernes al llegar a mi casa, no sólo me encontré con los platos lavados y secados, sino que también me encontré con un cartel:

Escrito con un fibrón azul, sujeto con imanes publicitarios de diversos deliverys al artefacto metálico que se erige encima de las ornallas, rezaba: si encontró todo limpio dejelo como estaba, o algo así.

la escena me resultó graciosa en un principio, deprimente en un final.

El sábado se repitió la escena, esta vez en el baño. Encima del inodoro, agarrado precariamente con cinta scotch, el mismo fibrón azul y otro papel: "si encontró el baño limpio, dejelo en esas condiciones NO HAY CIERVO" (si, escrito con c).

Teniendo en cuenta que eran las diez u once de la mañana, ni apelando a mi más descontroladamente cínico sentido del humor, pude encontrarle la gracia a la situación: se me antojó excesivamente triste, sobre todo la parte de la falta de ortografia, tanto que ni siquiera atiné a hacer un comentario malicioso al respecto.

no hay ciervo, o dios, ese léxico que aplican en las iglesias evangelistas.

Mi hermano menor fue más drástico, arrancó los carteles y los tiró a la basura. Así, sin más.

La mayoria del contacto inmediato que las personas de mi edad tienen con las personas en edad adulta, es a través de sus padres. Y cuando pienso en los temas de conversación que prevalecen en el trato con los míos, no puedo evitar deprimirme.

con mi papá: plata, cosas negativas sobre mi mamá, cosas negativas sobre mi hermano, listo.

con mi mamá: plata, cosas negativas sobre mi papá, la negación de mi hermano hacia el hecho de que el novio de mi mamá duerma en mi casa, las últimas ofertas, lo mal que estoy parada frente al mundo, plata.

Sé que las familias no son perfectas, pero realmente cuando veo carteles como los que aparecieron en mi casa, realmente envidio a la gente que puede charlar sobre algo sustancial con sus padres, o sobre algo trivial, o sobre lo que sea, pero que pueden tener una conversación en si.

Y estoy casi convencida de que mi actitud de "son todos idiotas o que" se la debo a mis padres y no me gusta nada pero no puedo evitarlo.



Creo que últimamente pienso demasiado en eso. Quizás por eso quiero ver la foto en la que estoy con papá noel, como si fuera una forma de cerciorarme de si la temprana expresión de asco es real o un simple producto de mi imaginación.

me gusta pensar que en la foto podría haber algún tipo de respuesta, aunque claro, no la hay.