martes, 24 de febrero de 2009

casi casi

querido diario:

Hoy estuve pensando en que me gustaría empezar a escribir una novela que trate sobre la existencia de dios, el azahar y también sobre la teoria de que si dios no existe está todo permitido, pero como perdí la subasta de mercado libre de un par de patines blancos con bota y todo, decidí que en realidad odio al mundo y, como no tengo ganas de pensar en algo como eso, simplemente voy a contar algo que me pasó ayer.

En los últimos días, debido al exceso de tarea atrasada sin entregar de la escuelaesaterciariaalaqueasisto, me pasé bastante tiempo en casa, jugando al buscaminas, buscando fotos de bebés deformes, leyendo la wikipedia, haciendo los trabajos que adeudo y mandando curriculums a varios lugares, entre ellos mtv. Si, porque aún conservo intacto mi sueño de ser la ruth infarinato de mi generación.

Y así fue como ayer a la tarde el ring del teléfono interrumpió la partida de strip poker online que estaba manteniendo con JackDaStripper85, cosa que no me importó demasiado porque el tipo se dejaba ganar y jugar así ya era aburrido. La cuestión fue que me llamaron del canal de música ese para hacer un programa con los Hanson argentinos o sea los Airbag. Por lo que me comentó la chica, el programa consistía en cocinarles (en mi casa, me imagino) a los hermanos Airbag. Por un momento pensé en decir si, pero en el cuarto de segundo de lucidez que tuve me imaginé la siguiente situación:

Personajes: iojan -I-
Hermano airbag 1 (el baterista que tiene look hair metal onda bret michaels) -HA1-
Hermano airbag 2 (el que canta, que es una mezcla de chabón con tapado de cuero tipo grupo de cumbia Ráfaga y peinado y maquillaje re onda Misfits) -HA2-
Hermano airbag 3 (el que queda) -HA3-

No sé si lo sabrás, querido diario, pero soy una verdadera inútil en la cocina, ya que sólo me puedo jactar de saber tres recetas: esa salsa llena de cebollas y ajo, un revuelto que en realidad inventé cuando desistí de la idea de hacer tortilla -dado que nunca las podía dar vuelta con éxito- y panchos.

I: Y, ¿les gusta el revuelto que les cociné?
HA1: (con cara de asco) eh... si está muy rico
I: que bueno... cuentenme, ¿es muy dificil vivir sabiendo que son un invento de marketing con tres años de vida útil como máximo?
HA2: No somos un invento, yo toco la guitarra desde los 4 años...
HA3: y yo, el bajo desde los 5
I: en una revista, leí que su grupo nacional favorito es Rata Blanca. Ellos, hasta antes de la aparición de la radio mega, que los resucitó, hacían cumbia... ¿No les da miedo tener un futuro similar?
HA3: No, porque nosotros tenemos una base musical muy sólida, sabemos lo que queremos y lo nuestro es el rock y hacer discos del año.
I: Naaah, ¡¡¡si ustedes lo que quieren es levantarse minitas!!!
HA2: ¿me parece a mi o nos estás bardeando? ¿Pero que a vos no te gusta la banda?
I: (perdiendo la paciencia): ¿que me estás diciendo? Ni en pedo pago para verte. Estoy haciendo esto, en realidad no sé por...
HA1: (interrumpiendo) Sabés que? este revuelto es una mierda...
I: pero porque no te vas a hacer un peinado decente, fan de gun's and roses...?

(en ese momento, el HA1 revolea el plato y se genera una guerra de comida que termina cuando el perro pedro muerde al HA3 en el tobillo cuando este, intenta pegarme una piña)

Conclusión, diario:
rechacé la muy interesante propuesta de mtv, dado que todavía me queda algo de dignidad, y no quiero aparecer en la tele haciendo de groupie de un grupo de emos truchos y que encima, el gordo migral y el nerd me gasten por el resto de mi vida.

Así que después de ese llamado extraño me puse a ver los capítulos atrasados que tenía bajados de Gossip Girl y a pensar en algún buen tema para hacer una investigación para la escuela. Mis opciones hasta ahora son "Fabricación de muñecos en la república argentina" o "Porque ya no hay niños acordeonistas en la calle Florida"

Antes de ir a dormir me vi una entrevista hecha por Mauro Viale a Carlos Perciavalle y no pude evitar quedarme pensando en la frase "Lo de la cocaína duró dos años, y la verdad, estuvo bárbaro".

Me pregunto si los airbag tomarán coca...

lunes, 23 de febrero de 2009

Esteban, rolinga.

Hace muchos muchos años, cuando estaba en la primaria, tenía un compañero que se llamaba Esteban Ramírez.

Esteban tenía 10 años y no hacía falta tener mucha visión a futuro para percibir el tipo de adolescente que perfilaba ser. Alto, delgado, y muy desgarbado, era uno de esos a los que cambian de escuela en quinto o sexto grado. Así que durante cerca de seis meses o más, para nosotros, entre nosotros, no fue Esteban, sino "el nuevo".

El nuevo tenía hermanos mayores. No era muy dificil darse cuenta.

Sólo con la distancia que da el tiempo pasado uno puede distinguir, y con razón, a los compañeros que tenían hermanos mayores de los que no. Porque los que tenían, siempre sabían algo más.

Era así.

Y me viene a la mente ese incidente que me contó Gisela Kutsch en tercer grado sobre esa vez en la que su hermano mayor, Martín, ganó un concurso de disfraces con El Disfraz Definitivo de Axl Rose. Si, porque a la hora de interpretar roqueros todos tenían jeans rotos, pero sólo Martín tenía calzas, probablemente robadas del bolso del gimnasio de la madre, y una de esas camisas cuadrillé rojo y negro que tan bien le queda a cualquier lesbiana del barrio.

No hacía falta ser muy observador para darse cuenta de que el hermano o hermana mayor del nuevo era rola. Si, le gustaban los Rolling Stones y para el caso también, los Ratones Paranoicos. Y por consiguiente, a Esteban también.

En esa época, para el resto de los peatones que circulaban por ahí, los Ratones Paranoicos eran esa banda que hacía la canción del programa de Tinelli. Y cantaban el rock del pedazo, y nosotros nos rompíamos la cabeza intentando darnos cuenta de qué era el pedazo.

Y Rolling Stones, era esa banda que vino en 1995, y que tenía ese video dirigido por David Fincher que daban en mtv todo el día. Y a mi, que me encantan los datos, simplemente me llamaba la atención que Charlie Watts era el más jóven y también era el más canoso.

Creo que es importante destacar que Esteban fue uno de los primeros en venir con una remera de banda a la escuela. Porque, seamos sinceros, a los diez años nadie tiene una remera de banda así como así.

Y en mi grado, los que usaban remeras de banda, ese año, eran cuatro: los ramoneros Juan Esteban, Rubén y Gabriela (que estaba enamorada de Rubén) y Esteban, el rola.

Mucha gente no lo recuerda bien, pero en la primaria, uno se la pasaba conversando. Sobre lo que sea. Y lo bueno, es que tampoco había forma de confirmar si lo dicho era mentira o no, salvo que seas Gabriela Campilongo intentando hacerle creer a tus amiguitas que Diana Lamas es amiga de tu papá y que te invitó a ver como se grababa Amigovios el jueves después de clase y que, para desenmascararte Johana haya sacado lo mejor del detective que lleva adentro y haya urdido un ingenioso plan para... bueno, esa es otra historia.

Entonces:

Creo que estaba intentando dibujar un caballito cuando Esteban se me acercó. Tenía puesta una remera de los Ratones Paranoicos y tenía la carpeta en la mano. La carpeta tenía una calcomanía con la lengua de los Rolling Stones. De eso me acuerdo perfectamente. Me preguntó por un problema que había tenido para diferenciar un circunstancial de lugar de un objeto directo y luego de aclararda la duda, comenzó su relato.

Creo que es una de las pocas conversaciones que recuerdo haber tenido con Esteban. Y lo más gracioso es que fue un monólogo.

-Sabés que el otro día estaba en mi casa y tenía un presentimiento. Un presentimiento feo. Me había acostado a dormir la siesta y cuando me levanté, le dije a mi vieja que me llevé a lo de Juanse, porque sentía que sino, podía pasar algo. Y fuimos, y justo lo vimos salir de la casa, y le grito "E JUANSE" y no va que justo estaba cruzando la calle, y paró para saludar con la mano, y justo venía un auto y si no era por el grito capaz que lo atropellaba, yo que sé.
-y después?
-nos volvimos a casa
-ah, o sea que sólo saliste para salvarle la vida a Juanse.
-si, mas o menos.

No se me ocurrió preguntar como es que sabía donde vívía Juanse. Tampoco se me ocurríó preguntar por esa madre tan flexible, que sale para llevar a su hijo a la casa de un roquero, sólo porque el chico tuvo un mal presentimiento al levantarse de la siesta.

Supongo que uno simplemente a esa edad no piensa en esos detalles.

A veces me cruzo con Esteban por el barrio. Y lo reconozco porque está igual, sólo que tiene una sombra que hace las veces de barba. Y es alto, flaco, desgarbado, y si, medio bastante rolinga.

Creo que la última vez que lo vi, tenía una remera de Viejas Locas y un morral.

ok, ok (II)

creo que de a poco lo voy entendiendo.

a ustedes les gustan los cuentos de hadas del rocanrol.

y yo tengo uno o dos para contar.

así que, en un intento (útil o no ya veremos) por interactivizar el asunto, esta semana ustedes proponen bandas y yo les hago el cuentito.

en sus marcas, listos, fuera!

a ver como resulta el relato de lunes.

sólo porque me pintó, eh?

viernes, 13 de febrero de 2009

alanis y yo

Sí se entiende que el primer disco que alguien compra en su vida es aquel que es elegido con sumo cuidado, ya sea por las canciones , el artista o lo que sea, aquel que se paga con dinero propio, ya sea ahorrado de los vueltos, o regalado por alguien más, a una edad donde la plata no se obtiene a cambio de trabajo, yo podría decir que el primer disco que compré en mi vida fue Jagged Little Pill de Alanis Morissetette en 1997.

Ya desde 1995 Alanis me gustaba. Me parecía una genial respuesta a las madonnas, las kylies, las mariahs y las whitneys. Y en esa época mtv era un canal de música. Y yo no puedo decir que viví el grunge (aquello de lo que Alanis era apenas un resquicio) . Yo viví el brit-pop.

1995 fue un año puente: un año antes, kurt se había volado la cara. Oasis y Blur ya estaban en actividad, pero aún no eran ni tan populares ni tan antagónicos. En 1995 salía What's the Story (Morning Glory) de Oasis, y se cumplía la promesa hecha un año antes en Definitely maybe. A su vez, Blur hacía lo propio: en 1994 editó Parklife y en el '95 The Great Escape. Y Pulp, la tercera pata de la mesa, en esos mismos años, sacaba His 'n' Hers y el absolutamente genial Different Class.

Mientras tanto, y del otro lado del océano, el grunge agonizaba y mutaba. Después de dos discos tan incendiarios y sensibles como Gish y Siamese Dream, Smashing Pumpkins sacaba, en 1995 el tan extraño, extenso, hermoso e inmenso Mellon Collie and the Infinite Sadness. En 1995 Foo Fighters ya existía y en 1995 yo tenía once años.

Motivos por los cuáles, todas esas cosas recién enumeradas no las descubrí sino hasta 1997, el año en el que empecé a comprarme discos.

Pero si, claro que veía televisión (y mucha) y escuchaba la radio. Entonces, cuando esas bandas estaban de moda, si bien no tenía los discos, veia sus videos y escuchaba sus canciones.

Quizás por ser chica, tanto en edad como en género, la figura de Alanis me llegó tanto. Realmente no sé en que cosas me podría sentir identificada con aquella mujer que a sus 24 años cantaba con una incleíble furia que el novio la había dejado por otra cuando en realidad, a esa edad yo ni siquiera me besaba con, bueno, con nadie.


El asunto es que ella me gustaba tanto tanto que en 1996 le pedí a mi papá que me lleve a obras a verla. Nunca había ido a un recital en mi vida, pero a los once años, sentía que tenía que ir. Rubén me dijo que no tenía problema y que, como si se tratara de un trato, yo podría acompañarlo a ver a Memphis la Blusera, una banda que me daba bastante lo mismo.

Al final, la fecha del recital llegó y, a pesar de mis constantes recordatorios, no fuimos. Rubén nunca me dio un motivo válido para el incumplimiento de esa promesa. Pero sucedió así. Y a mis tempranos once años, ya odiaba a mi papá, porque bueno, los niños son así y una promesa hecha a un niño es una promesa que hay que cumplir, porque los niños creen en lo sagrado de las promesas y los juramentos.

Así que esa noche, mientras quien sabe que ropa tendría puesta Alanis, quien sabe que canciones habrá cantado, quien sabe como habría sido la lista de canciones, nosotros, la familia, estábamos cenando en un restaurant que nada tenía que ver con el entonces estadio obras sanitarias. y yo con cara de orto. Tenía once años y ya era muy antipática y tenía cara de orto. Los adultos se divertían en su mesa, y los niños a un costado dormían en sus sillas, con sacos haciendo las veces de almohada y yo pensando en la promesa rota.

En 1997 empecé primer año en un colegio industrial y a fines de marzo, mis escasas compañeras de curso, que al cabo de un mes ya eran mis mejores amigas, me regalaron un sobre con algo así como 15, 20 pesos para que me compre algo que me guste.

Y lo recuerdo perfectamente. Ir a la disquería del barrio, que hace más de cinco años es una tienda de ropa, preguntar cuanto sale y llevarlo. Así, sin más.

Y claro que me cansé de escuchar ese disco. Y claro que me sé todas las canciones. Y claro que aún hoy recuerdo las letras y los videos. Y claro que el librito del cd está medio hecho mierda de tanto mirarlo, leer las letras, los créditos, los agradecimientos.

Porque es así: tenés doce años y la música es un mundo completamente nuevo que se abre y que no tiene límites. Hay de todo, de todos y mucho. Y uno piensa en esas personas que tienen millones de discos, ya sean de vinilo, en cassettes o en cd y se pregunta si todos esos discos fueron escuchados con la misma atención e intensidad con la que se escuchó el primer disco comprado.

Y pasaron los años, y pasaron los gustos y crecí.

Y en 1998 salió Supposed Former Infatuation Junkie y en 1999 Alanis volvió y no hubo Rubén que valga. Y fuimos al luna park con mi vecina/compañera de inglés, Diana y con Melissa, mi mejor amiga (punk) repetidora.

Y creo que fue el primer recital al que fui. O por lo menos, es el primero que recuerdo. El luna park lleno, una banda soporte que se llamaba Auge que era bastante inmunda pero que me gustó lo mismo. Era la emoción.

Y todavía tengo por ahí el programa y una pua amarilla que regalaban como souvenir.

Y entonces, resulta que la semana pasada Alanis Morissette estuvo en Buenos Aires. A casi diez años de esa visita.

Salí del trabajo, me fui a merendar con mi amiga Linnea y a eso de las nueve fui al Luna Park.

Y entre 1999 y 2009 escuché mucha música. Y cuando descubrí que Alanis no era más que algo de Joni Mitchell, algo de Carole King, algo de Jeff Buckley y algo de muchas y muchos más, productor incluído, dejó de parecerme la gran cosa. Su estilo confesional casi que me daba asco. Me parecía música para gordas feministas y algo resentidas. Recordé ese episodio en el cuál, en un mismo instante me compré Under Rug Swept, el tercer disco de Alanis y The Velvet Underground and Nico. Y recordé que cuando los escuché, el disco de Alanis me pareció una porqueria en comparación.


Pero de todas formas fui. Las entradas salían entre 80 y 400 pesos y pensé que nadie iba a pagar eso para ver tamaño dinosaurio de los noventa.

Que equivocada estaba.

En el diario, ese mismo día, el jueves pasado, salió una nota en el que, entre otras cosas, contaban que las entradas estaban agotadas. Pensé que sería mentira, que era una maniobra de prensa.

Que equivocada estaba.

Porque al llegar, lo único que había era gente y más gente. En su mayoría mujeres. Y sentí vergüenza y asco de estar ahí. Con todas esas personas que aún pensaban que ella era magnifica y que pagaban para verla. Mi intención al ir, era claramente la opuesta. Porque, a pesar de que puedo, no había forma de que pague ni un peso para ver a alguien que es apenas el recuerdo de una admiración infantil y desmedida. Creo que se llama desencanto.

Y esas personas congregadas ahí, son las mismas que dicen que r.e.m. es su banda favorita. Son las mismas que creen que porque tienen un disco de aerosmith les gusta el rock. Son las hermanas de tu novio, o tus primas que escuchan radio disney y que piensan que Avril Lavigne realmente es punk.

Es que la gente no entiende.

Y yo tampoco entiendo.

Por eso me fui. Estaba en la puerta y ni siquiera lo intenté. Me subí al 140 y me fui a lo de Linnea.

No vi a Alanis Morissette y no hubo Rubén de por medio.

El jueves me exorcicé de ella y también de él.

Y para festejarlo nos fuimos a bailar.

Igual, de todas formas, más allá de todo esto, sigo pensando que You Learn es una buena canción.

martes, 10 de febrero de 2009

el último tramo del viaje a través del mejor país del mundo entero

Cerca del 24 de febrero, el carnaval estaba en su punto máximo de esplendor y el viaje de las amigas Caro y Carolina, llegaba a su fin.

Llegaron desde Oruro en micro -luego de 7 horas de viaje aproximadamente- a las 5 ó 6 de la mañana. Como todavía era de noche y tenían bastante sueño, Caro y Carolina se quedaron a dormir en el micro hasta que se hizo de día.

Durante la noche, de una manera poco feliz, se percataron de que no sólo había personas en el micro: unos perritos lloraban, alguien los había llevado en un bolso. Cuando los perritos cesaron su llanto, Carolina pensó sí no se habrían muerto.

Ya de mañana, una vez afuera del micro, Caro y Carolina se dedicaron a buscar alguna de esas agencias de las que hacen tours por el Salar de Uyuni

También buscaron boletos para tomar el último tren del día, para ir a Villazón, para luego ir a Bs. As.
No consiguieron los pasajes aunque sí consiguieron, a fuerza de regatear, la excursión al salar a un módico precio que la dueña de la agencia les pidió por favor que no revelaran.

La excursión consistía en visitar el Salar, el hotel de Sal, el Cementerio de trenes, una laguna con flamencos y un museo de esculturas hechas con sal, donde además de cobrar entrada, cualquier tipo de porquería especialmente diseñada para turistas europeos estaba a la venta.

Hacia las once de la mañana mientras Carolina y Caro se encontraban en la calle, esperando el yip que las llevaría al Salar, un gran grupo de escolares de todas las edades, apareció de la nada.

De a poco, corriendo en círculos, por pares, tomados de la mano, entraron. Quien sabe de donde venían, en pocos minutos invadieron la calle principal del pueblo: el centro. Y la gente, apostada allí, esperándolos, les tiraba agua con artefactos tan caseros como mangueras, botellas o baldazos. Algunos estaban más preparados y tenían metralletas y bombitas de agua.

El pueblo entero estaba ahí y había agua y espuma por doquier.

Y ellas, con miedo a que las mojen, porque no tenían ni hotel ni ropa limpia (y hasta el momento tickets de tren tampoco).

Ya sea por no tener pasajes de tren, no saber si colarse o no en el mismo y la posibilidad siempre latente de quedarse varadas en Uyuni y sin plata, Caro estaba de muy mal humor y absolutamente intratable.

A pesar de todo eso, aquel día Caro comió su última porción salchipapa ( vendida por una señora muy simpática que tenía un puesto en la calle) en tres años y por primera y última vez comió una cosa hecha con papas y rebozador que vendían en un puestito a una cuadra, por decirlo del algún modo, del museo de sal.

La cosa esa era muy rica y fue una suerte que haya existido en ese momento específico, ya que la milanesa de llama del tour era realmente asquerosa.

Hacia la noche, compraron los tickets de tren a veinte dólares en clase high high y se embarcaron hacia Villazón.

El tren tenía calefacción y un abundante desayuno que incluía té, huevos revueltos, jugo y un montón de poquerías más.

En el tren había una nena que Carolina dijo que era igual a Caro por lo ñañosa.

Mientras dormía, arropada por una manta cortesía de la empresa de trenes, Caro soñó con las galletitas cremositas, las moraditas, la salchipapa y el arroz chi-fa de pollo frito JA JA de La Paz (donde hasta tenían sobres de ketchup con el dibujo de un pollo haciendo ja ja) que evitaron que se muera de hambre y apatía durante el viaje y que probablemente nunca volvería a comer.

lunes, 9 de febrero de 2009

premios

hoy a la mañana, el lector Leo me firmó en el post anterior y me comentó que me había honrado con un premio al blog.

Recordé que hace poco, Yotelocorto también me había dado un premio.

No sé muy bien de que la va el asunto de los premios.
supongo que es una excusa para poner un link que haga que la gente entre al blog de uno.

Y si, no va demasiado conmigo. Es demasiado tramiterío y me aburre un poco esa idea.

De todas formas, si a alguien le interesa saber que es lo que leo, en términos de blog claro, puede fijarse en mi perfil donde encontrarán una vasta lista con mis preferencias.

Hace varios días un anonimo me sugirió que aumente el tamaño de la tipografia y cambie el color del fondo.

Estoy analizándolo aunque, sinceramente, no creo que vaya a suceder.

jueves, 5 de febrero de 2009

sábado a la noche ( III )

situación C:

La hija se bajó del taxi y junto a su amigo, entraron a Kentucky.

Ahí había varias personas, más tarde la hija no podría recordarlos bien debido a su incipiente estado de ebriedad.

Aún así, le pidió un fernet con coca cola al muchacho de la barra como para mantener la simpostura y se lo tomó.

Estuvo ahí un rato más, habló con su amiga Florencia, a quien no veia hace bastante tiempo. Nadie sabrá nunca sobre que hablaron.

Carolina también estaba ahí.

La hija sacó un par de fotos.

Y de repente apareció el Isa.

Y entonces Isa se dispuso a tomar una cerveza con Pocho, que de tanto estar, toda la noche allí, alguna gente supuso que era el novio de la hija.

Y la hija, hablando con Caro deciden, sentencian:
"Ya fue, nos vamos al Salón"

(salón pueyrredón)

Reclutaron a Javi y se encontraron con otro pibe en la puerta.

Despidieron a Pocho, al Isa, a Florencia.

Subieron y a bailar.

A partir de ahí todo será bastante confuso (mucho más) ya que, por ejemplo, aparecerá un chico, Francisco, y tendran diálogos como el siguiente:

F: Si vos sos una pseudo neoyorquina que quiere ser más cool que todas
LH: ¿ah si?
F: Es así. Y es algo negativo
N: ah.

A Francisco, horas antes, le habían robado el auto y ahí estaba, algo pasado, acusándola de ser cualquiera.

Quizás lo era.

Pero harta de escucharlo, le estampó un beso. Y así probó lo que Francisco decía.

En aquel lugar también estaba Christian, también pasado (seguramente alcoholizado) bailando con varias chicas a su alrededor, ellas también bailaban.

Después de bailar durante varias horas, emprendieron la retirada.

Carolina le prestó un saquito a Francisco porque hacía frío a eso de las 6 de la mañana.

Y la hija se fue a dormir, presintiendo la resaca, la propia y la de su madre, del día siguiente.

Que ya era ese día. Que era domingo.

miércoles, 4 de febrero de 2009

a favor, en contra

1.
En mi trabajo, una de mis compañeras me prestó el libro en el cual se basa la serie de televisión "sex and the city". Cerca de la navidad, yo le había regalado ese libro con motivo de aquel ritual inherente al ambiente laboral llamado "amigo invisible".

Trabajo de recepcionista y, cuando abrí el papelito del sorteo y vi que tenía que comprarle algo a Mónica, pensé mucho en que podría regalarle a una persona de la cuál no sabía demasiado.

Esa misma semana, tenía que comprar otro regalo: uno de navidad para mi amigo Nico.

Entonces recordé: a Mónica le gusta leer. Todos los días cuando pasa por la puerta (que le abro yo) la veo con alguna que otra novela rosa en la mano.

Porque es así: hay gente a la que le gusta leer y hay gente a la que le gusta leer basura.

Y yo, que con mis libros de Bret Easton Ellis y Chuck Palahniuk me creía la reina de la basura literaria.

Así que un domingo fui a hacer aquellas compras.

Para Nico, elegí un libro de Palahniuk. Para Mónica, como no sabía muy bien que tipo de novelas rosas le gustaban, elegí, un poco por sugerencia del vendedor, ese libro que ahora "con el tema de la película" se estaba vendiendo bastante bien: "sex and the city" de Candace Bushnell.

El vendedor envolvió los dos libros (de proporciones idénticas) con el mismo papel de regalo.

A uno de los libros le hice una marca para no confundir destinatarios.

El día del amigo invisible llegó, y, naturalmente, confundí los libros.

La cara de Mónica fue muy graciosa (era de esas caras que no pueden ocultar ni decepción ni sorpresa) cuando abrió el paquete equivocado.

Y yo que no podía parar de reirme.

Al día siguiente le di el libro que sí correspondía y me dijo que le gustaba, que lo iba a leer cuando termine algo que estaba leyendo en ese momento.

Así que desde que volví de las vacaciones, como para sacar tema de conversación, le pregunto que le pareció el libro.

Entonces:
Parece que Mónica se cansó de mi inquisición diaria sobre "sex and the city" porque hace un par de días, vino muy sonriente con el ejemplar en la mano y me lo prestó.

Aburrida, a la tarde, lo empecé a leer ayer.

respuestas:
si, es medio bastante malo
si, es de fácil lectura
¿que qué es la fácil lectura?

Después de leer un par de capítulos (que no es nada dificil porque bueno, cada capítulo no tiene más de tres páginas) se me ocurrió que era bastante parecido a un blog de esos que luego se convierten en libros: sencillo, con capítulos cortos, lenguaje facil, situaciones (no sé para quien) supuestamente cotidianas, etc.

Aburrida, abri clarin.com para ver si la lista de muertos del accidente de colectivos se había engrosado un poco.

Y me encontré con una nota

Una nota que decía que el género chick-lit (literatura para chicas) al estilo "sex and the city" era un boom en algunas editoriales que habían publicado chick-lits tanto argentinos como extranjeros.

Y enumeraban una serie de títulos que se pueden encontrar en las mesas de novedades de lugares como el ateneo o musimundo

Porque esas no son librerias. Que quede claro.

Y, entre los títulos, próximos a editarse, se encontraba un exponente de otro nuevo género, llamado dick-lit.

El dick-lit, me parece que es algo así como literatura para mujeres hecha por hombres pero que nada tiene que ver con los hombres.

¿qué como llegué a esa concusión?

Elemental

El título del dick-lit que se va a editar próximamente es "hablalo con mi abogado", un blog que sigo hace algún tiempo y que narra las cosas que le ocurren a un tipo que se divorció de una mina que está medio loca y que tiene tres hijos y que sale con mujeres cuyos nombres empiezan con la letra V.

El tipo supuestamente se llama Esteban, y supuestamente su blog está basado en hechos reales.

En realidad nunca hubo un cartel en aquel blog que dijera "este blog supuestamente está basado en hechos reales", pero, a juzgar por los comentarios que recibe diariamente, parece que su público blogueril asumió que si, que todo lo narrado es real.

Claro que alguna vez se generó alguna que otra controversia en la ventana de comments, sobre si el tipo en realidad no era un bestiaria dos o algo así.

Y si, la respuesta llegó de la mano del gran diario argentino.

El autor se llama Diego Gualda y tiene un blog en clarin.

Así que "hablalo con mi abogado" próximamente será un libro.

y aquí viene mi descargo:

Está bien que uno lea ese tipo de blogs para pasar el tiempo, porque está aburrido en el trabajo y no da como para sentarse a leer cualquier cosa que demande un mínimo de atención porque bueno, es el trabajo y el teléfono suena, hay que hacer cosas y retomar un Nietzsche en ese contexto puede ser más tortuoso que el libro en si.

Por eso está bueno leer esas cosas livianas, que uno las deja a la mitad y el mundo sigue.

Y que uno se da cuenta que son livianas.

Pero lo que no puedo evitar preguntarme es:

¿Qué clase de persona invierte su verdadero tiempo libre en leer algo tan simple como un libro salido de un blog?

¿Qué clase de persona gasta plata en un libro que se lee gratis por internet?

¿Qué clase de persona prefiere una lectura cómoda ante una retadora?

Que quede claro, soy basurera pero también me gusta pensar.

¿Y cuando se trata de libros, porque habría de leer bestiaria pudiendo leer a Salinger o a Cheever?

Esto es simplemente una reflexión.

y un consejo:

puede que a Bolaño no le guste, pero "hacia el oeste, el avance del imperio continúa" de David Foster Wallace (relato incluído en el libro, también recomendable "la niña del pelo raro") no tiene desperdicio.

si, aconsejo firmemente leerlo.

y si no les gusta, lo podemos discutir.