jueves, 11 de diciembre de 2008

1. rockeros -inoperantes- de vacaciones ( IV )

El pololo puteaba por lo bajo. De hacer dedo, pasamos a tomar un taxi en medio de la ruta. Y pensar que podríamos haber tomado un bus. Lo que es ser burgués.

De seguir arriba del taxi el pololo nos hubiera estrangulado. Primero a una luego a la otra. no importa en que orden. Así que al llegar a la rotonda pedimos bajarnos del auto.

De vuelta en la ruta.

Cuando el pololo se enoja o se ofusca, a diferencia de la mayoría de las personas, no grita ni demuestra demasiado su exasperación. Simplemente se queda en silencio con cara de hastío y porque no decirlo, algo de frustración. Aplica la ley del hielo: no te habla y te mira mal. Por dentro seguro que la rabia lo carcome. Por suerte (para él) no le dura demasiado. O capaz que le dura, pero no lo aparenta. Igual, estoy segura de que recuerda. Si alguien le hace algo, seguro que lo recuerda para siempre.

Claramente el pololo estaba de mal humor. Eran casi las tres de la tarde y desde las siete que estábamos dando vueltas viendo que ningún pueblo o camping nos venía bien. El sol calentaba muy fuerte y ya no había agua, protector solar o sombra que nos saque de aquel irritante e irritable estado. Para colmo de males, no pasaban autos, no sabíamos muy bien donde estábamos y menos aún adonde íbamos a ir a parar. Y todo con el maldito equipaje encima.

Así que con loli decidimos, una vez más, hacer dedo, como para amortiguar el gasto estúpido que hicimos al tomar ese taxi.

Ya de por si pasaban pocos autos. Menos aún camionetas. Estuvimos ahí un buen rato, que pudo haber sido una, dos, media hora, o cinco minutos, era lo mismo ya que en ese momento el tiempo no pasaba.

Estábamos todos estresados pero con loli tratamos de poner buena voluntad no sea cosa que el pololo estallara.

En un momento dado, paró una pick up a varios metros de nosotros. El conductor, al ver que ni nos inmutamos, arrancó a toda velocidad y se fue.

-boluda, porque no lo corriste
-siempre lo corro yo, aparte pensé que paró por parar, no para llevarnos
-la puta madre
-bueno, hay que tomar una decisión. ya nadie va a llevarnos

Así que uno de nosotros cruzó la ruta y caminó varios muchos metros hasta llegar a una especie de casa donde le preguntó a la persona que se encontraba allí por el mejor modo de salir de ese lugar.

-Acá a 300 metros para un colectivo media distancia que va para el nono

Cuando nos comunicaron la noticia, ni lo pensamos. Nos dirigimos directamente a la parada a esperar el bus.

Un rato después estábamos los tres, con toda nuestra basura a cuestas encima del colectivo ruumbo a el nono, nono, o lo que sea.

Llegamos. El camping más cercano estaba lejos. Caminamos. Había mucho sol y seguimos caminando.

Caminamos mucho.

Mucho, mucho, mucho, realmente y no recuerdo si teníamos agua, pero de tenerla, seguro que estaba caliente.

Caminamos por un camino de tierra. Un camino de tierra, de esos polvorientos que están al costado de la ruta, de esos que se meten para adentro y que cuando hace calor hacen que se vean borrosos los centimetros más cercanos al suelo. No había árboles que hagan sombra y cada vez que preguntábamos nos decían que faltaban pocas cuadras. Pero lo cierto es que no llegábamos y que seguíamos caminando bajo el sol, con la remera y los pantalones mojados por el sudor de caminar cargados con tantas cosas. Seguimos caminando y caminando.

Hasta que loli se desplomó.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

... te dije ke hubiera sido mejor ir a Río Tercero, es lo más parecido a Manchester ke se puede encontrar en la provincia...

johana marshall dijo...

y bue... quedará para el próximo viaje a córdoba.

por ahora las próximas aventuras seran vividas en mar del plata y uruguay.


¿mcatmos, lucrecia, o0O0o donde están?

me gusta pensar que escribo para ustedes cuatro.

para n. también escribo.