lunes, 22 de diciembre de 2008

navidat, navidat, dulce navidat

El año pasado, después de que su madre dijera durante veintipico navidades que no iba a cocinar más, que al año siguiente se iban a comer afuera (lease a un restaurant), Carolina se encontró en un lugar ajeno a su hogar, con la promesa a medio cumplir, y en una situación bastante, bastante incomoda.

La madre de Carolina es una mujer especial. Especial en el sentido negativo de la palabra, pero bueno, especial al fin.

A poco más de un año de la separación de su marido, la madre de Carolina, Cristina, se encontró haciendo amistad con Norberto, un policía que conoció en la iglesia evangelista a la que acude todos los domingos y varios días a la semana.

Norberto es un policía marplatense que, con la intención de ganar un poco más de plata, se mudó a la capital del país, o sea, a buenos aires. Tiene 43 años, (diez menos que Cristina) dos hijos de un primer matrimonio, y una hija de un segundo. Empezó a ir a la iglesia porque se sentía desamparado y sin suerte en el amor.

Su primera familia vive en mar del plata. Todos los meses, Norberto le envía algo de dinero a sus hijos, Marcos (que tiene 18 años y trabaja armando hamburguesas en mc donald's) y Juampi (que tiene 13 y se pasa el día mirando televisión y molestando a su madre, que cuando se cansa lo manda a lo de la abuela, que cuando se cansa, lo manda a lo de la tía). Su primera mujer, Celeste, siempre se queja de que no le alcanza y le reprocha el hecho de que le de más plata a su segunda esposa.

La segunda mujer de norberto, Yanina, tiene veintipico de años y, después de un noviazgo corto quedó embarazada de Leila, la hija que ahora Norberto no ve tanto como quisiera, ya que la relación no prosperó a pesar de que se casaron para que la bebé tuviera una familia.

Cristina y Norberto se conocieron en la iglesia, y una vez, el marido (o sea, el padre de carolina) se fue de la casa, profundizaron su amistad.

La gente pensaba que eran novios o algo así, pero la verdad es que los dos estaban solos y se hacían compañia. La amistad duró varios meses hasta que Norberto conocio a Gladis, también en la iglesia.

La mayoria de la gente no lo sabe, pero en las iglesias evangelistas las relaciones amorosas son diferentes a las del mundo normal. Si por ejemplo A conoce a B y se gustan, no es como que A la invita a salir a B y salen, se conocen, se dan besos, se van a la cama, se ponen de novios, se casan y tienen hijos. No. Si A conoce a B y le gusta, A va a hablar con el pastor de B, quien habla con B. Si B está de acuerdo en seguir adelante, A y B se juntan a rezar, orar como le dicen ellos, y luego de 6 meses o un año, quizás se casen y probablemente una vez casados empiecen lo que nosotros llamamos un noviazgo común y corriente. La diferencia es que si uno no está conforme con su pareja puede cortar la relación sin mucho tramiterio (legal, no emocional) que digamos, pero si A no está conforme con B porque deja la pasta dental sin tapar, la ropa tirada por ahí, no lava los platos o simplemente no es tan compatibles como pensaba, tiene que divorciarse.

Así que en un momento dado Norberto conoció a Gladis y estuvieron orando durante varios meses hasta que llegó la navidad.

Algún tiempo antes, Cristina le había propuesto a Norberto, que iba a pasar las fiestas sólo, que pasen la nochebuena todos juntos (ella y sus dos hijos) en algún restaurante. Él aceptó e hizo reservas para cuatro en un lugar, muy concurrido por cierto, al que solía ir a comer, a principios de diciembre .

El asunto fue que por algún motivo (que seguro tuvo que ver con Gladis), Cristina y Norberto se pelearon faltando pocos días para navidad.

Y las reservas que estaban hechas.

Así que esa noche, cuando Cristina y sus hijos llegaron al lugar, se encontraron con que las reservas hechas ya habían sido usadas por otro. Sin entender demasiado, Cristina miró a su alrededor y se encontró con que la mesa que, según ella, le correspondía, estaba ocupada por Norberto y Gladis.

Claro, ella pensó que después de la pelea, Norberto no se animaría ni a asomarse al restaurant (porque parece que Cristina tenia la razon en la discusión) y Norberto pensó exactamente lo mismo (porque parece que él tenia la razon en la discusión) pero de Cristina.

Así que cuando se encontraron los tres, Cristina, Norberto y Gladis, y empezaron a levantar la voz, un mozo rápidamente improvisó una mesa para tres lo más lejos posible de Norberto.

Y de ese modo, Cristina y Norber, pasaron la navidad separados, pero juntos.

Y a las doce, Carolina y su hermano, que tenían un sentido del humor bastante ácido, fueron a la mesa de Norberto a desearle una feliz navidad.

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